21/11/2012
Paul Craig Roberts El
ataque alemán sobre el Gueto de Varsovia es una de las historias
judías de horror. Un evento semejante está ocurriendo de nuevo, solo
esta vez los perpetradores son judíos
El gobierno de EE.UU. y sus pueblos
avasallados piensan que EE.UU.es “la única superpotencia del mundo”.
¿Pero cómo puede ser un país una superpotencia si todo su
gobierno y una mayoría de sus súbditos, especialmente los que son
miembros de iglesias evangélicas, se arrastran ante el primer ministro
israelí? ¿Cómo puede ser un país una superpotencia
cuando carece del poder para determinar su propia política
exterior en Medio Oriente? Un país semejante no es una superpotencia. Es
un Estado títere.
En los últimos días hemos
presenciado, una vez más, cómo la “superpotencia EE.UU.” se arrastra
ante los pies de Netanyahu. Cuando Netanyahu decidió volver a
asesinar a mujeres y niños palestinos en Gaza, a seguir
destruyendo lo que queda de la infraestructura social del gueto de Gaza,
y a declarar que los crímenes de guerra israelíes y los crímenes
israelíes contra la humanidad son solo un ejercicio de
“autodefensa”, el Senado de EE.UU., la Cámara de Representantes de
EE.UU., la Casa Blanca, y los medios de EE.UU., declararon todos
rápidamente su apoyo a los crímenes de Netanyahu.
El 16 de noviembre el Congreso de
la “superpotencia”, la Cámara y el Senado, aprobaron por abrumadora
mayoría las resoluciones escritas para ellos por AIPAC. El
Lobby de Israel conocido como el Comité de Asuntos Públicos
EE.UU.-Israel, el único agente extranjero que no necesita registrarse
como agente extranjero. El Global News Service of the Jewish
People informó con orgullo de su poder sobre Washington. http://current.com/19su0kc
Demócratas y republicanos
compartieron el deshonor de servir a Israel y al mal en lugar de EE.UU. y
a la justicia para los palestinos.
La Casa Blanca obedeció rápidamente
los emplazamientos del Lobby de Israel. El presidente Obama anunció que
“apoya plenamente” el ataque de Israel contra Gaza.
Ben Rhodes, consejero adjunto de seguridad nacional de la Casa
Blanca, dijo a los medios el 17 de noviembre que la Casa Blanca “quiere
lo mismo que lo que quieren los israelíes”. Se trata de
una exageración ya que muchos israelíes se oponen a los crímenes
del gobierno israelí, que no es el gobierno de Israel, sino el gobierno
de los “colonos”, es decir los inmigrantes hambrientos
de tierras que están robando ilegalmente, con el apoyo de
Netanyahu, las tierras de los palestinos.
El Israel de Netanyahu es el
equivalente de los Republicanos de Lincoln de hace 150 años. Entonces no
existía una ley internacional que protegiera a los Estados
del sur, que abandonaron la unión voluntaria, un derecho
constitucional, a fin de evitar ser explotados por los intereses de
negocios del norte. Subsiguientemente, el ejército de la Unión,
después de devastar el sur, se volvió contra los indios
americanos, y no existía ninguna ley internacional que protegiera a los
indios americanos contra los asesinatos y desposeimiento por los
ejércitos de Washington.
Washington afirmó que sus fuerzas
invasoras eran amenazadas por los arcos y flechas de los indios.
Actualmente existe un derecho internacional para proteger a los
residentes palestinos de Cisjordania y Gaza. Sin embargo, cada vez
que el mundo trata de responsabilizar al gobierno israelí por sus
crímenes, el títere de Israel en Washington veta la decisión
de la ONU.
La noción de que Israel sea
amenazado por los palestinos es tan absurda como la noción de que EE.UU.
es amenazado por Afganistán, Iraq, Libia, Yemen, Siria,
Somalia, Pakistán, e Irán. Ningún gobierno de alguno de estos
países ha hecho alguna vez una declaración amenazante contra EE.UU.
Incluso si lo hubiera hecho no habría tenido sentido. Si una
superpotencia puede ser amenazada por países tan impotentes y
distantes, no es una superpotencia.
Satanizar a una víctima es una
manera de ocultar crímenes del Estado. Los medios impresos y televisivos
de EE.UU. son inútiles como críticos de los crímenes del
Estado. Los únicos crímenes sobre los que informan los medios son
asignados a “terroristas”, es decir a los que resisten a la hegemonía de
EE.UU., y a estadounidenses, como Bradley Manning y
Sibel Edmonds, quienes liberan la verdad del secreto oficial.
Julian Assange de WikiLeaks sigue estando en peligro a pesar del asilo
que le ha otorgado el presidente de Ecuador, ya que
Washington tiene poco respeto por el derecho internacional.
En EE.UU., el ejercicio de la
Primera Enmienda comienza a ser considerado como un crimen contra el
Estado. El propósito de los medios ya no es encontrar la
verdad, sino proteger las mentiras oficiales. Decir la verdad ha
desaparecido esencialmente, ya que es demasiado costoso para los
periodistas que se atreven a hacerlo. Para conservar su empleo,
tienen que servir a Washington y a los grupos de intereses
privados servidos por Washington.
En su defensa de los últimos
crímenes de guerra de Israel del 19 de noviembre, el presidente Obama
dijo: “ningún país del mudo toleraría una lluvia de misiles
provenientes de fuera de sus fronteras”. Pero por cierto,
numerosos países toleran misiles que llueven provenientes de EE.UU. El
criminal de guerra Obama hace llover misiles en Afganistán,
Pakistán, y Yemen, y ha hecho llover misiles sobre Libia, Somalia,
Iraq y Siria. Irán podría ser el próximo.
El ataque alemán sobre el Gueto de
Varsovia es una de las historias de horror de la historia judía. Un
evento semejante está ocurriendo de nuevo, solo esta vez
los perpetradores, no las víctimas, son judíos. Ninguna mano se ha
alzado para apartar a Israel del objetivo de la operación que según el
ministro del Interior israelí, Eli Yishai, “enviará a
Gaza de vuelta a la Edad Media”.
FUENTE: http://elpolvorin.over-blog.es
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